jueves, 27 de junio de 2013

La Inmortalidad (Luis García Montero)

Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio 
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.


Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.


La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.

Completamente viernes (1994-1997)

jueves, 20 de junio de 2013

Cabeza (Vicente Gallego)

Cabeza, tú que a pájaros
afirmas ser la mía;
la loca de la casa, la que tuerce
los asuntos del alma;
que con cuatro 
severas ocurrencias te reclamas
mi guía y mi tutora:
tan alto tu balcón y da al oscuro
desagüe del concepto,
donde estamos a ciegas.

Cabeza novelera, nunca callas;
cómo quieres saber y qué sabrás
de cierto sobre mí si no me escuchas.
En tu hueco pozal suena del juicio
la grava sumarísima.
Cabeza campanario, cómo vas
a dejar de dolerme si eres sólo
el vano repicar de las ideas.
Descreída cabeza, te precedo:
vuelve atrás, a la víspera
del tiempo en que te sueñas,
y ponme allí los pleitos y fatigas.

Por ti me visto en falso
rodando con el nombre y con la forma,
metido en este cuerpo hasta la nuca
que se abrirá en la fosa.
Cabeza, has de mostrar,
como último argumento,
vacío el orinal bajo la tierra.

Tú no escuchas, no sabes.
Deja el alma que oiga.
Deja que ella me sepa.

Si temierais morir (2008)

jueves, 13 de junio de 2013

La Belleza (Antonio Gamoneda)

La belleza
no proporciona dulces sueños; cunde
en el insomnio azul del hielo
y en la materia del relámpago.
En cales vivas, en
láminas abrasadas,
gira sin descanso; su
perfección es el vértigo.
La belleza no es
un lugar donde van
a parar los cobardes.
Viva en su luz
mi pensamiento. Quiero
morir en libertad.

Sublevación inmóvil (1953-1959 y 2003)

jueves, 6 de junio de 2013

Cuando miras despacio (Eloy Sánchez Rosillo)

Si te quedas mirando largamente
cualquier cosa del mundo
- un gorrión, una mujer, un árbol,
un río, un desengaño, tal poema
por el que pasa un río
y una mujer desengañada y sola
y en el que se alza un árbol al que acuden
los gorriones mientras cae la tarde -,
si miras cualquier cosa un largo rato
y dejas que entre en tí,
que te vacíe de tu oscuridad
y que en tu ser halle cobijo y sea,
verás y sentirás que cuando miras
tú eres mundo también,
que en tí la vida se entrecruza y canta,
y que todo es sagrado.

Antes del nombre. (2013)