jueves, 31 de octubre de 2013

Como el tigre enjaulado (José Luis Parra)

Agotado el paisaje,
consumida la mirada,
la ventana es inútil.

¿Hay algo nuevo bajo el sol?

Sólo te queda abrir las ventanas
 en los muros que ocultan tus enigmas
 y mirar a lo oscuro.

Sólo te queda abrir otros sentidos
más diestros, afinados, si a tu edad es posible.

Andas por el pasillo a oscuras,
por las habitaciones en penumbra;
te tiendes en la cama en las tinieblas,
y azuzas a las sombras tu esforzada memoria.

Se abre una grieta
por donde entra una luz confusa,
y hueles, casi en lágrimas, el recuerdo
de un olor conocido y exultante.

Como el tigre enjaulado
que olfatea en la noche, tras la lluvia copiosa,
el olor de la jungla.


Inclinándome,  2012

jueves, 24 de octubre de 2013

Nada de lo que has sido... (José Corredor-Matheos)

        ...estando ya mi casa sosegada.
                             San Juan de la Cruz




NADA de lo que has sido
permanece.
No tienes ni pasado
ni futuro,
y hasta el mismo morir
no es muy seguro.
Nada ni nadie a ti
te pertenece.
Pero respira el campo
si anochece.
Vuelve a ser todo transparente
y puro.
Avanzas confiado
hacia lo oscuro.
El mundo nace en tu interior
y crece.
Qué sencillo morir.
y qué sencillo

poder vivir al fin
como si todo
fuera un ir devanándose
el ovillo,
y nunca hubiera sido
de otro modo.
Todo vuelve a ser tuyo,
siendo nada,
estando ya la noche
iluminada.



Cartas a Li-Po (1975)

jueves, 17 de octubre de 2013

Sigo en la sombra, lleno de luz, ¿existe el día? (Miguel Hernández)


Sigo en la sombra, lleno de luz; ¿existe el día?
¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna?
Pasa el latido contra mi piel como una fría
losa que germinara caliente, roja, tierna.

Es posible que no haya nacido todavía,
o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna.
Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería,
ni sé lo que persigo con ansia tan eterna.

Encadenado a un traje, parece que persigo
desnudarme, librarme de aquello que no puede
ser yo y hace turbia y ausente la mirada.

Pero la tela negra, distante, va conmigo
sombra con sombra, contra la sombra hasta que ruede
a la desnuda vida creciente de la nada.

Poemas últimos (1939-1941)

jueves, 10 de octubre de 2013

Hermosura de la dialéctica (Gioconda Belli)


                            a Cosme , mi profesor de filosofía.

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.

"Truenos y arcoiris" (1979-1982)