Suena un oboe
entre los pinos
y los pífanos del arroyo
interpretan la melodía
que dibuja el atardecer.
Se incendian en mi corazón
los viejos violines del mundo
y bailo un vals arrebatado
en el transido bosque
como un loco
solo y perdido.
No temo que alguien me vea,
al contrario,
desearía que me vieran
todos cuantos conozco
y acabar con la leyenda
de mi nombre y apellidos,
desparecer en la niebla
bailando como un loco
y que de mí no quede
ni memoria
en el pecho de un amigo,
sólo la música
sonando sola.
El son acordado (2004)
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