Yo tenía un fiel amigo
de lento mirar cansado
triste como un jardinero
y puro como un relámpago.
Tenía las manos suaves
como el corazón de un pájaro
al andar casi danzaba
y hablaba casi cantando.
Como ríos paralelos
vagábamos por los campos
yo lo confundía a veces
con la sombra de algún árbol.
El cielo que lo cubría
no podía ser más alto
y el nardo azul de su alma
no podía ser más nardo.
Si hubiera sido de agua
¡qué compañero tan claro!
serenos como sus ojos
nunca se verán dos lagos.
Amigo dulce dormido
que nunca será olvidado
ni en el día en que se cierren
para mí todos los astros.
Ocho nuevos poetas chilenos (Antología) (1939)
Blog dedicado a la poesía que desnuda el alma humana fijando la mirada en el mundo. Como Rafael Alberti nos dice: "No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo encerrado. Su canto asciende a más profundo cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres."
jueves, 25 de enero de 2018
jueves, 18 de enero de 2018
Poética (supongo) (Julieta Valero)
Todo duerme en mí
Todo habita en cada uno de nosotros
Somos un aleph moribundo de ignorancia
Todos los poemas duermen en mi pecho
Lo mismo que las grandes hazañas y las doradas miserias
De cada minuto
No es mi deber despertar estas cosas
Nadie nos tuvo en cuenta
Cuando las depositó como hojas
En las estancias de nuestra alma
Podemos bramar toda la vida
En lucha de imposible raudal
Podemos respetar el sueño del universo
Que se acuna en nuestras carnes
Nada es mejor o peor
Todo duerme en cada uno de nosotros
Nadie me imponga la vigilia
Altar de los días parados (2003)
Todo habita en cada uno de nosotros
Somos un aleph moribundo de ignorancia
Todos los poemas duermen en mi pecho
Lo mismo que las grandes hazañas y las doradas miserias
De cada minuto
No es mi deber despertar estas cosas
Nadie nos tuvo en cuenta
Cuando las depositó como hojas
En las estancias de nuestra alma
Podemos bramar toda la vida
En lucha de imposible raudal
Podemos respetar el sueño del universo
Que se acuna en nuestras carnes
Nada es mejor o peor
Todo duerme en cada uno de nosotros
Nadie me imponga la vigilia
Altar de los días parados (2003)
jueves, 11 de enero de 2018
Yacimiento (Guillermo Carnero)
No profanes la tierra; déjala
compacta y ciega sobre su secreto.
Sólo descubrirás signos de muerte,
testimonios y pruebas del fracaso
de tejer, construir, darle a la piel
juventud en el brillo de una joya,
inscribir en el oro y sobre el lino.
Deja intacto ese césped en que ondula
un silencio más limpio que la vida.
"Regiones devastadas" (2017)
compacta y ciega sobre su secreto.
Sólo descubrirás signos de muerte,
testimonios y pruebas del fracaso
de tejer, construir, darle a la piel
juventud en el brillo de una joya,
inscribir en el oro y sobre el lino.
Deja intacto ese césped en que ondula
un silencio más limpio que la vida.
"Regiones devastadas" (2017)
jueves, 4 de enero de 2018
Reencuentro (Angelina Gatell)
Entre la vida y la nada
A la memoria de Juan José Arnedo
En esa raya
tan delgada y confusa en que la vida
estrella sus mareas; en la linde del tiempo
donde los actos palidecen y se apagan
todas nuestras heridas,
me detendré.
Sé que habrá alguien esperándome.
Me tenderá una mano,
me llevará al lugar donde están ellos
con su canto y el mío no extinguidos.
Ven —me dirán sus voces inaudibles—.
La manifestación es a las siete.
Desplegaremos
con ardor las banderas, las pancartas.
Y unidos otra vez debajo de las pérdidas
—aún más heridos que la propia historia—,
levantando las manos con el gesto
de amor que siempre nos ha unido,
iremos repitiendo la consigna.
Y entonces, solo entonces,
cruzaré muy despacio la frontera
tan delgada que hay, que siempre ha habido,
entre mis sueños y la nada.
"La oscura voz del cisne" (2015)
qué delgada es la frontera.
Rafael Morales
Rafael Morales
A la memoria de Juan José Arnedo
En esa raya
tan delgada y confusa en que la vida
estrella sus mareas; en la linde del tiempo
donde los actos palidecen y se apagan
todas nuestras heridas,
me detendré.
Sé que habrá alguien esperándome.
Me tenderá una mano,
me llevará al lugar donde están ellos
con su canto y el mío no extinguidos.
Ven —me dirán sus voces inaudibles—.
La manifestación es a las siete.
Desplegaremos
con ardor las banderas, las pancartas.
Y unidos otra vez debajo de las pérdidas
—aún más heridos que la propia historia—,
levantando las manos con el gesto
de amor que siempre nos ha unido,
iremos repitiendo la consigna.
Y entonces, solo entonces,
cruzaré muy despacio la frontera
tan delgada que hay, que siempre ha habido,
entre mis sueños y la nada.
"La oscura voz del cisne" (2015)
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